martes, 29 de abril de 2008

La Premier toma Moscú

Tras la victoria del United ante el Barcelona en Old Trafford con gol de Scholes, podemos ya decir que esta temporada la final de la Champions League no sólo tendrá el clásico protagonismo inglés al que nos ha habituado estos últimos años, sino que lo tendrá por partida doble, como ya hizo el fútbol español en 2000 (Madrid y Valencia) o el italiano en 2003 (Milan y Juve).

El fútbol británico afianzará además su dominio, porque con esta final serán ya cuatro los años consecutivos en los que la gran fiesta del fútbol europeo tiene un protagonista inglés (Arsenal en 2006, Liverpool en 2005 y 2007), cuatro años en los que ha habido cinco finalistas ingleses frente a dos italianos y uno español.



Y es que después de unos meses en los que se llegó a barajar la posibilidad de que la Premier League comenzase una época de "colonialismo" disputando una jornada liguera extra fuera de Inglaterra en mercados emergentes como India, Corea o China, parece que no ha habido una mejor forma de publicitarla que copando el protagonismo de la gran fiesta del fútbol europeo de clubes en una final que, curiosamente, se disputará prácticamente en Asia.

Es cierto que ha sido una eliminatoria muy poco vistosa para el United, que ha mostrado una cara fea y rácana, muy alejada del fútbol alegre y vertiginoso con el que nos ha deslumbrado toda la temporada. Han sido dos partidos donde el BarÇa ha puesto el toque (y Messi e Iniesta las escasas jugadas de peligro) y donde el United jugó como mejor podía al BarÇa. Y es que entrar a un combate abierto con los de Rijkaard muy probablemente habría supuesto un suicidio para los de Alex Ferguson, que parecía tener muy aprendida la lección tras las eliminaciones ante el Madrid o el Milan en temporadas anteriores en Old Trafford.

Pero Ferguson, conocedor como nadie de la inferioridad de los suyos en el centro del campo (a ver quién combate un medio con peloteros como Xavi-Iniesta-Deco-Messi), regaló encantado la pelota al Barcelona, y confió en la solidaridad del bloque (qué carreras de Tévez presionando) y en que su goleador por excelencia cazase alguna en su solitaria pelea contra la defensa culé.

Y la jugada le salió bien al escocés, porque pese a que el BarÇa tuvo la pelota y continua sensación de peligro, apenas creó ocasiones claras sobre la portería del United en ciento ochenta minutos de juego. Eso sí, no fue el portugués el que cazó la que esperaba Ferguson, sino el excelente Paul Scholes que una temporada más nos volvió a dejar una guinda a los aficionados en forma de golazo, tras su excelente toque de balón en los metros finales que partido tras partido nos regala.





Mucho me temo que ahora vendrán lecturas fáciles y juicios rápidos sobre Cristiano Ronaldo. Y es que noto cierta obsesión por comparar al extremo portugués con el argentino del BarÇa o con el brasileño del Milan. No entraré en comparaciones absurdas porque me parecen jugadores muy diferentes y perfectamente complementarios en un equipo, pero si bien es cierto que un gran jugador tiene que aparecer en los momentos decisivos, y el portugués no lo ha hecho demasiado en esta eliminatoria, también diré que Cristiano Ronaldo ha sido víctima de su propio nerviosismo (quizá le pesó en exceso el querer arreglar el penalty fallado) y de un planteamiento excesivamente rácano de sir Alex Ferguson, más preocupado en acumular hombres detrás de la línea de medios del BarÇa que de intentar penetrar con sus goleadores Rooney (hoy ausente) y Ronaldo en la defensa culé. Aún así, conviene recordar que provocó el penalty del Camp Nou (aunque lo fallase), que fue víctima de otro penalty de Márquez en el partido de ida, y que hoy ha aparecido en momentos claves para llevar el peso del United en el ataque, dejando con su rapidez pases bastante decisivos sobre el área pequeña blaugrana, o iniciando la jugada del gol de Scholes, donde hasta tres jugadores se encargaban de taparle.



No creo que se pueda juzgar a Ronaldo por esta eliminatoria, como tampoco creo que se puede juzgar a Iniesta (sustituido),o a Bojan o a Etoo (ausentes). Saldré en su defensa recordando ningún jugador llevaba nunca a estas alturas de la temporada treinta y ocho goles marcados en Inglaterra, y Ronaldo no sólo lo ha hecho, sino que ha sido fundamental para que el United se metiese en una final de la Champions nueve años después y se disponga a revalidar el título de campeón de Liga por segundo año consecutivo, habiendo conseguido en su momento desestabilizar lo suficiente a un Chelsea de Abramovich y Mourinho, que en su día parecía una auténtica máquina confeccionada para ganar partidos y títulos.

viernes, 18 de abril de 2008

El Chelsea no se rinde

Tras el enorme palo que supuso el empate en casa ante el Wigan en el tiempo de descuento, que otorgaba medio título al United, el Chelsea tenía anoche el difícil compromiso de visitar al Everton y salir airoso de Goodison Park sin haber entregado a los Red Devils la otra mitad del título. Y el objetivo se consiguió, con un resultado habitual en los blues 0-1.

El Chelsea marcó en la primera mitad por medio de Michael Essien, y reduce así a dos los puntos de diferencia con el United, distancia suficiente para mantener las ilusiones unas semanas más, considerando que los de Manchester aún deben visitar Stanford Bridge (26 de abril).



Muy meritoria la actitud del Chelsea, que en lugar de dar por entregado el título y centrarse en esas semifinales de Champions ante el Liverpool, sigue metiendo presión al líder. La pelota está ahora en el tejado de los de Alex Ferguson que el sábado visitarán el gran Ewood Park, con un ojo puesto en el Nou Camp y el otro puesto en vigilar a Roque Santa Cruz, Bentley o el enchufado Gamst-Pedersen, principales armas ofensivas de los del centro de Inglaterra, un equipo perfectamente capacitado para dar emociones a la Premier en estos últimos cuatro encuentros.

jueves, 10 de abril de 2008

El mejor escaparate

No hay mejor escaparate en el fútbol actual de clubes que la mítica Copa de Europa, y Liverpool y Arsenal tuvieron a bien dejarse para la vuelta de los cuartos de final todo lo mejor que tenían en su repertorio.

Tras dos empates a uno en ocho días, bastantes conservadores y con mucha más precaución que atrevimiento, llegó la hora de la verdad con un partido que podía medir el éxito o fracaso de toda una temporada.

Se esperaba un Liverpool más bien conservador con Carragher, Hypia, Skrtel y Fabio Aurelio firmes atrás , un medio trabajador con Mascherano y Alonso ocupándose de contrarrestar la fluidez de balón del Arsenal y talento ofensivo arriba con the Kid Torres y Peter Crouch esperando cazar algún balón de Gerrard y Kuyt. Prácticamente un equipo de lujo para la trabajada libreta de Benítez, y muy diferente al Arsenal de Wenger, mermado por la baja forma de Van Persie recién recuperado de su lesión, y sin otras piezas clave como Rosicky o Da Silva, lesionado de gravedad cuando más importante estaba siendo en el momento álgido de la temporada.

El duelo comenzó con un dominio abrumador del Arsenal, que parecía decidido a hacer historia consiguiendo el pase a semis en el mismísimo Anfield Road. Wenger sabía cómo dar una lección en este estadio (ya lo hizo el año pasado con un claro 3-6 en Carling, en aquella noche mágica de Baptista) y parecía que se sabía los puntos clave donde atacar el armazón de Benítez. Así, tras una jugada de toque muy bien trenzada, Diaby se plantaba ante Reina y situaba el 0-1 en el marcador.

Pero la pizarra de Benítez tiene muchos recursos, y cuando peor estaba el Liverpool, un córner perfecto ponía la igualada en la eliminatoria. Centro perfecto del capitán Gerrard y cabezazo medido de Sami Hyypiä a la mismísima escuadra, que Fabregas no alcanzaba a sacar bajo palos, y que hacía estallar Anfield.

Una fiesta de primera parte llegaba al descanso con un clásico 1-1, el tercero en tan pocos días. ¿Se quedaría así la cosa y llegarían a los penalties? La historia esta vez fue distinta.

El Liverpool se sabía muy superior físicamente (no hay más que ver cómo acaban las temporadas los equipos de Benítez y el tremendo bajón de este Arsenal estas últimas semanas con una victoria en sus últimos siete partidos), y se dedicó a ahogar la salida de un Arsenal desconectado en una atmósfera sensacional de los aficionados reds. Y así, en el minuto 69, llegaba el golazo de Fernando Torres: baja un balón con el pecho, se revuelve y realiza un disparo a la media vuelta a la escuadra ante el que nada puede hacer Almunia. 2-1 y la eliminatoria que parecía que se quedaba en Liverpool.



Pero esto es la Copa de Europa y un gol cambia todo, y así fue. Theo Walcott, la gran promesa británica que parecía no aparecer nunca, cogía el balón casi en su propia área, comenzaba a sortear las distintas camisetas del Liverpool que salían a su paso durante 75 metros, y dejaba la pelota a Adebayor para que sólo tuviera que empujarla. 2-2 y locura en el banquillo de Wenger a sólo seis minutos del final.



El golazo de Torres quedaba reducido a la nada con el jugadón de Walcott, y parecía que la brillante exhibición del Arsenal ante el Milan, tendría continuidad con la eliminación del Liverpool en Anfield. Pero los partidos tan decisivos muchas veces se deciden por uno o dos detalles y The Kop volvió a rugir.

El turno esta vez era para otro jugador que tampoco ha acabado de explotar, pero sí que ha dejado muestras de calidad en más de un partido esta temporada: Ryan Babel. Cogía el balón en el borde del área, metía su explosividad en el arranque y Kolo Touré, tan decisivo y fundamental en otras ocasiones, le entorpecía lo justo para que se desequilibrara y el sueco Peter Fröjdfeldt pitara penalty. Algo riguroso pero penalty a fin de cuentas.

Le tocaba esta vez al gran capitán decidir el rumbo de la temporada. Unas semis de Champions, una vez más, con el rotundo éxito que supone para Rafa Benítez y su Liverpool, o eliminación trágica a tres minutos del final. Steven Gerrard, jugador con mayúsculas donde los haya, tuvo la sangre fría y no le pudo la situación. Con la tranquilidad de quien lanza un penalty en un torneo veraniego, apuntó alto y la colocó cerca de la escuadra.



3-2 y pase a semifinales, sellado con un posterior cuarto gol, de Babel esta vez, que daban la total tranquilidad a la grada de Anfield y a nosotros, los aficionados, la felicidad por haber presenciado uno de los mejores partidos de toda la temporada, y quizá uno de los mejores Liverpool v Arsenal de la historia.

La Premier, una vez más, sigue mandando en Europa con tres equipos en semifinales, por más que aún queden aficionados que discutan la supremacía actual del fútbol británico.

domingo, 6 de abril de 2008

¡Ya tenemos finalistas!

¿Quién nos podría decir a principios de temporada que la finalísima de la FA Cup nos depararía un duelo entre el Portsmouth (6º en la Premier) y el Cardiff City (12º en el Championship)? Esta inédita y atípica final, aunque parezca mentira, no será la primera de ambos clubes, es más, los dos ya consiguieron llevar a sus vitrinas tan importante trofeo: The Pompey lo hizo en 1939 (4-1 al Wolwerhampton) y los bluebirds galeses en 1929 (1-0 al Arsenal). Algo en común entre aquellos partidos y los de estas semifinales es la alta espectación que tuvieron entre sus seguidores, si por los años 30 más de 90.000 espectadores abarrotaron Wembley en ambas finales, 70 años después es el nuevo y majestuoso Wembley el que ha albergado alrededor de 83.000 hinchas en cada una de las semifinales de este fin de semana. Si contamos con que ni Fratton Park de Portsmouth (20.288) ni The Hawthorns de West Bromwich (28.003) ni Oakwell de Barnsley (23.009) ni Ninio Park de Cardiff (20.376) podrían haber acogido juntos a tantos seguidores, se puede considerar un éxito, una fiesta y un reconocimiento a todos sus supporters el que estos partidos se hayan disputado en Londres. Para hacernos una idea, ciudades como Portsmouth o West Bromwich no llegan a los 200 mil habitantes y Barnsley apenas cuenta con 72.000, con lo que probablemente la mitad de su población haya estado esta tarde animando a los suyos en Wembley.

Los afortunados finalistas no lo han tenido fácil, el equipo teóricamente más fuerte (Portsmouth) sudó tinta el sábado para doblegar al West Bromwich con un tanto del experimentado y magnífico Kanu. El nigeriano que despuntó en el increíble Ajax de los primeros noventa y que luego ha ido deleitandonos con su elegancia en equipos de la talla del Inter de Milán o el Arsenal, vuelve a estar en boca de todos a sus 31 años en el modesto Portsmouth, llevándolo a una de lás finales más importantes del planeta, la FA Cup.

Y en la semifinal de hoy ha sido la jóven promesa (ya hecha realidad) Joe Ledley quién ha dado el paso a la gran final al Cardiff City. Esta perla de 21 años que ya ha disputado 20 partidos con la selección galesa y que lleva toda su corta vida jugando en Cardiff, ya está siendo vigilado de cerca por equipos de la Premier, el Everton está al acecho y no sería descartable que este interior izquierdo cambiase de aires a final de temporada.

Lo que está claro es que el 17 de Mayo en Wembley estarán los 85.000 hinchas más ilusionados de las islas, la mitad de ellos a buen seguro que ondearán con orgullo la bandera del dragón rojo de Gales, mientras la otra mitad lo hará con la roja Cruz de San Jorge. Y ya en el campo, probablemente veamos a los dos equipos con su uniforme reserva ante la coincidencia del azul
en su primera equipación. Suerte para los dos.






miércoles, 2 de abril de 2008

Cristiano da un golpe de autoridad en Roma

Una noche más, un partido más y Cristiano Ronaldo sigue a su altísimo nivel, el mismo nivel que le ha convertido en el jugador más deseado de Europa desde hace ya muchos meses.

A diferencia de otras estrellas, a él le da lo mismo tener en frente al Derby County que a la Roma. Siempre juega al 100% y ese 100% unido a un amplio repertorio de recursos le ha hecho uno de los mejores jugadores del planeta, como muy probablemente se vea en diciembre cuando levante el Balón de Oro y la Bota de Oro, y como ya se ve por su influencia en un United que camina con paso muy firme en Premier y Champions, donde ya está con pie y medio en semifinales (nos espera una apasionante visita del United al Nou Camp donde ya fue campeón en 1999).

Y es que cuando Cristiano no desborda por su velocidad en una contra, sorprende con una bomba inteligente en una falta o con un remate de cabeza como el de anoche en Roma, que hubiera firmado cualquier gran cabeceador europeo.



Velocidad (cuánto escasea en el fútbol actual), tiro desde fuera del área y remate de cabeza son sus tres grandes armas, unida a una cuarta incansable, que a mí es la que más me gusta, se desmarca continuamente y siempre está preparado para recibir y encarar buscando portería.

Ayer metió uno en el Olímpico, tras una preciosa jugada, pero pudieron ser dos o tres, si hubiera tenido algo más de suerte en un tiro al palo, o si Rooney hubiera estado más generoso en las múltiples contras que liaron.



Aún así, como todo gran jugador, tiene sus detractores con argumentos como que no ha hecho nada con Portugal (subcampeón de Europa 2004, clasificado ya para Austria-Suiza), que no tiene recursos sin espacios (Chelsea, Arsenal y Liverpool no conceden muchos huecos que yo sepa, ni en Europa se conceden y lleva siete goles) o que hace demasiadas filigranas (sencillamente es su forma de juego, como también Robinho tira bicicletas para desequilibrar al rival).

Cierro este post con algunas cifras de Cristiano Ronaldo y con el memorable recuerdo del 7-1 del año pasado:

* 36 goles en lo que llevamos de temporada.
* 26 goles en Premier League este año a falta de seis jornadas.
* 17 goles y 13 asistencias en Premier League 2006-07.
* Máximo goleador de la Champions League con 7 dianas esta temporada, y con un pie en semifinales.
* Ocupa los primeros puestos en las clasificaciones de faltas sufridas y tiros a puerta en Champions League.